Caida del Drago de Cádiz, abril 2013

Eran los tres monumentales dragos de Cádiz que alimentaban la leyenda, con su savia como sangre de toro de Gerión junto a las columnas de Hércules. Estaba el uno en las Puertas de Tierra, el otro en la Facultad de Medicina y el tercero en el Callejón del Tinte. Enigmáticos, cargados de años, como animales prehistóricos convertidos en árboles por la ira de un dios, los tres dragos, que tanto simbolizaban los tres mil años de Cádiz, mil años por cada drago, han ido cayendo uno tras otro. El último en juntar las manos y doblar ha sido el del Callejón del Tinte, que pasabas por allí tras salir del cercano Museo y te parecía que lo había plantado el fenicio que acababas de ver en su tumba.  (Antonio Burgos)

El drago de 260 años que se ubicaba en la Escuela de Bellas Artes de la capital gaditana y que cayó al suelo la pasada semana es irrecuperable, según los informes técnicos de la Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente. Según los estudios, todas las ramas y yemas terminales se vieron afectadas en la caída y por lo tanto no hay continuidad en ningún caso desde el tronco principal.
La altura a la que se insertaba el follaje era mayor que la anchura del patio en el que se encontraba y, en la caída, la copa se desplazó por una de las paredes de la Escuela de Bellas Artes provocando la rotura de las ramillas terminales y un “colapso total” de la copa. De hecho, todas las ramas principales están rotas o fracturadas desde su punto de inserción en el tronco, o un par de metros más arriba.
Para su posible recuperación, se ha valorado la estructura actual de la copa, concluyendo que “no hay continuidad en ningún caso desde el cepellón y tronco principal hasta las yemas viables”, condición que, a tenor de la biología de la especie y la opinión de los expertos, era imprescindible.  (El País, 9 de abril del 2013)

He aquí una serie de fotos tomadas por mí cuando fui a ver a ese símbolo que ya estaba cuando aquellas Cortes de Cádiz.